[Respuesta original de Chris Leary, ligeramente corregida por YC].
Estoy de acuerdo con la opinión de Kevin Buzzard de que los matemáticos podemos llegar a ser "viejos gruñones". Durante varios años (quizá fui muy ingenuo), trabajé bajo la creencia de que mis alumnos tenían una formación matemática de secundaria similar a la mía. He abandonado esa creencia. Llevo más de 25 años en la misma universidad. He notado un declive en la preparación, pero sobre todo en la actitud, de nuestros estudiantes recientes. Me gustaría poder decir por qué ocurre esto, pero la verdad es que no puedo.
En cuanto a la tecnología, recuerdo un artículo publicado en alguna revista sobre la tecnología en la enseñanza de las matemáticas. El artículo apareció durante el apogeo del movimiento de reforma del cálculo en EE.UU. y se basaba en las experiencias de los autores en Oklahoma State. Una de sus conclusiones era que, en manos de alumnos con talento, las calculadoras y demás mejoran el rendimiento de los estudiantes, pero para los alumnos con menos talento, y aún recuerdo la frase, la tecnología "añade una capa más de ofuscación" entre el alumno y el material.
Creo que hay algo fundamentalmente erróneo en el funcionamiento del sistema educativo estadounidense de matemáticas en primaria y secundaria. No creo que la tecnología en sí sea la principal culpable. Lo crucial es cómo se utiliza la tecnología.
Un problema mayor es la preparación de los profesores. Mi universidad tiene una escuela de educación y las dificultades de los profesores de educación primaria con las matemáticas son legendarias. Se resisten activamente a aprender nada sobre las matemáticas que van a enseñar y sólo quieren aprender algoritmos para resolver problemas. Ni siquiera los futuros profesores de secundaria son inmunes. Una antigua alumna mía de álgebra abstracta se indignó al tener que aprender sobre la factorización de polinomios, alegando que iba a ser profesora, que ya sabía factorizar y que no veía ningún valor en aprender sobre anillos de polinomios. Por desgracia, en un examen demostró una incapacidad asombrosa para factorizar cuadráticos. Así que las actitudes de los alumnos a veces también juegan en nuestra contra.
Qué falla y cómo solucionarlo no son cuestiones sencillas. Creo que aquí hay una mezcla compleja. La tecnología es un blanco cómodo (y las críticas no están del todo injustificadas). Sin embargo, la filosofía y la política educativas, así como los factores sociales, probablemente también desempeñan un papel importante. Me detendré aquí, porque cuanto más pienso en estas cuestiones, más me desanimo.