Motivación. Supongamos que tenemos una serie de imágenes que queremos ordenar linealmente de la más bonita a la más fea. Tenemos a nuestra disposición un esteta entrenado, al que podemos mostrar dos imágenes y preguntarle cuál es la más bonita. Suponemos que las preferencias del esteta son invariables y consistentes internamente. (Es una suposición bastante grande, pero esto es matemática: Nuestras suposiciones no tienen que ser probables, sólo consistentes).
Nuestra tarea es descubrir el verdadero orden estético entre las imágenes sin pagar al esteta por demasiado trabajo. Lo ideal sería utilizar un buen algoritmo de ordenación por comparación cercano al mínimo, como la ordenación por inserción binaria que viene a ser $n$ del límite teórico de información de $\log_2 n!$ comparaciones.
Por desgracia, la mayoría de los algoritmos disponibles tienden a plantear al esteta una serie de preguntas en las que se le pide que compare la misma imagen con varias otras imágenes sucesivamente, y eso le parece tan aburrido que amenaza con aumentar sus tarifas. Mientras intentamos encontrar un algoritmo mejor, el miembro más joven del equipo de diseño sugiere que nos limitemos a hacer preguntas al azar hasta que sepamos lo suficiente (pero evitando las preguntas de las que ya podemos deducir la respuesta). ¿Es una buena idea?
Pregunta real . Dado $n$ , dejemos que $R_0$ sea la relación de identidad en $\{1,2,3,\ldots,n\}$ . Mientras $R_k$ no es una orden total, elija $(a,b)$ uniformemente en $\{(a,b) \mid 1\le a<b\le n\}\setminus R_k$ y que $R_{k+1}$ sea el cierre transitivo de $R_k\cup\{(a,b)\}$ .
¿Cuál es el número previsto de pasos hasta $R_k$ ¿es una orden total?
La respuesta ideal sería dar una forma explícita (y factible) de calcularla, pero sólo el comportamiento asintótico sería interesante de conocer.