La escasa variedad de bombillas LED que se ofrece en las tiendas se debe a factores básicos del mercado, no tanto a limitaciones técnicas. El consumidor medio prefiere comprar una bombilla que dure 1.000 horas por 1 dólar frente a una bombilla de 20 dólares que promete durar 50.000 horas.
La iluminación LED se utiliza para muchas "grandes luces": alumbrado público, industrial, de estadios, etc. Los LED no se limitan al uso de lámparas de mesa.
Los LEDs disipan menos calor para la misma cantidad de luz en comparación con la mayoría de las otras alternativas. La eficacia luminosa de un LED moderno es ahora de más de 100 lm/W, mientras que una bombilla de tungsteno está por debajo de 20 lm/W. La iluminación fluorescente es de unos 60-80 lm/W.
Es un poco impreciso decir que un LED proyecta una luz más dura que, por ejemplo, un halógeno. La dureza de la luz se define por el "tamaño" relativo de la fuente de luz con respecto al objeto. El sol proyecta una luz muy dura. El sol es grande, pero también está muy lejos, por lo que los rayos de luz del sol parecen ser paralelos. El tamaño de un emisor LED no es tan diferente del de un cable halógeno en comparación con la distancia y el tamaño del objeto que se está iluminando. Muchos dispositivos de iluminación están diseñados para ampliar el tamaño aparente del emisor (mediante superficies reflectantes y difusoras) y, por lo tanto, emitir una luz más suave. Si quieres una luz más suave, no utilices un foco, sino otro tipo de lámpara.
Los primeros LEDs blancos tenían un tinte azulado espantoso. Hoy en día se puede obtener una calidad de luz mucho mejor y temperaturas de color más bajas. Aun así, la composición espectral de la luz LED no es tan buena como la de un radiador de cuerpo negro como una bombilla incandescente (o el sol). A muchas personas, entre las que me incluyo, les gusta esa calidad de luz.
Un LED de 12 W, equivalente a una incandescente de 60 W: