En cierto sentido, la Segunda Ley de Newton puede "derivar" a partir de la suposición de que la evolución de un sistema está determinada solo por su posición inicial y velocidad. Este es el argumento presentado al principio del libro Métodos Matemáticos de la Mecánica Clásica de V.I. Arnold. Comienza el Capítulo 1 con los siguientes "hechos experimentales":
- Nuestro espacio es tridimensional y euclidiano. El tiempo es unidimensional.
- Existen un conjunto de sistemas de coordenadas (llamados "inerciales") que poseen las siguientes dos propiedades: (a) Todas las leyes de la naturaleza en todos los momentos del tiempo son iguales en todos los sistemas de coordenadas inerciales. (b) Todos los sistemas de coordenadas en movimiento rectilíneo uniforme con respecto a uno inercial son a su vez inerciales.
- El estado inicial de un sistema mecánico (la totalidad de posiciones y velocidades de sus puntos en algún momento del tiempo) determina de manera única todo su movimiento.
Supongamos que nuestro sistema está determinado por $N$ números reales, que podemos reunir en un vector $\mathbf{x}$. Dado que el "hecho experimental" #3 dice que todas las propiedades del movimiento están determinadas por las posiciones y velocidades, la aceleración de $\mathbf{x}$ (en particular) está determinada por estas cantidades. Podemos concluir entonces que existe una función $\mathbf{f}: \mathbb{R}^N \times \mathbb{R}^N \times \mathbb{R} \to \mathbb{R}^N$ tal que $$ \ddot{\mathbf{x}} = \mathbf{f}(\mathbf{x}, \dot{\mathbf{x}},t). $$ Esto puede verse como definir $\mathbf{F}$ para un sistema dado; si multiplicamos cada componente de $\mathbf{f}$ por la "masa de cada punto" (en algún sentido apropiado), obtendríamos "la fuerza sobre cada punto". Así que el hecho de que las posiciones y velocidades iniciales determinen el movimiento implica la existencia de la ecuación de Newton para alguna función $\mathbf{F}.
Nota que esta implicación va en ambos sentidos. Si asumimos que esta función $\mathbf{f}$ existe, hay teoremas en el campo de ecuaciones diferenciales ordinarias que garantizan la existencia y unicidad de las soluciones $\mathbf{x}(t)$ a esta ecuación. (En otras palabras, no necesitamos definir una función independiente para $\dddot{\mathbf{x}}$ o alguna derivada superior para determinar el movimiento; una función que determine la segunda derivada es suficiente.) Así, el "hecho experimental" de que las posiciones y velocidades iniciales determinan completamente el movimiento es totalmente equivalente a la afirmación de la Segunda Ley de Newton.