Partamos de la forma general de las ecuaciones de Euler-Lagrange para una curva (trataré todo este tema en coordenadas locales aunque son posibles aproximaciones globales) R∋t↦(t,q(t),˙q(t))∈R2n+1 ddt(∂T|R(t,q,˙q)∂˙qk)|(t,q(t),˙q(t)−∂T|R(t,q,˙q)∂qk|(t,q(t),˙q(t)=Qk|R(t,q(t),˙q(t))wheredqkdt=˙qk,k=1,…,n. Arriba, T|R es la energía cinética del sistema con respecto a un sistema de referencia fijo R escrito en función del n Coordenadas lagrangianas qk y sus derivadas temporales formales ˙qk una vez que hayamos resuelto'' lo posible (ideal) c restricciones sobre las configuraciones del sistema físico formado por, digamos N puntos materiales, de modo que n=3N−c .
Las funciones conocidas Qk(t,q,˙q) se obtienen a partir de las fuerzas que actúan sobre el sistema de N puntos del sistema de referencia R . Qk|R(t,q,˙q)=N∑i=1∂→xi∂qk⋅→Fi|R(t,→x1,…,→xN,→v1|R,…→vN|R), Toma, →xi(t,q1,…,qn) es el vector de posición del i-ésimo punto material en el sistema de referencia R escrita en función del tiempo y de las coordenadas lagrangianas y →vi|R(t,q1,…,qn,˙q1,…,˙qn) es la velocidad de ese punto material en R .
Es importante especificar el marco de referencia R ya que, si R es no inercial, el Qk|R incluyen también la contribución de las pseudofuerzas de inercia.
También suponemos que sabemos la forma funcional de estas fuerzas →Fi|R y así Qk|R:=Qk|R(t,q,˙q) son n conocido (de forma diferente a la forma funcional de las fuerzas reactivas debidas al ideal que se plasman en el formalismo lagrangiano).
Si las fuerzas →Fi|R son conservadores en R es decir, →Fi|R(→x1,…,→xN)=−∇→xiU|R(→x1,…,→xN), tenemos inmediatamente que Qk|R(t,q)=−∂∂qkU|R(t,q1,…,qn), donde hemos adoptado la notación no completamente rigurosa, pero muy eficaz U|R(t,q1,…,qn):=U|R(→x1(t,q1,…,qn),…,→xN(t,q1,…,qn)).
Las ecuaciones de Euler-Lagrange se especializan en ddt(∂T|R(t,q,˙q)∂˙qk)−∂T|R(t,q,˙q)∂qk=−∂U|R∂qk.
Ya que, trivialmente, ∂∂˙qkU|R(t,q1,…,qn)=0, podemos reescribir esas ecuaciones como ddt(∂T|R(t,q,˙q)−U|R(t,q)∂˙qk)−∂T|R(t,q,˙q)−U|R(t,q)∂qk=0, a saber ddt(∂L|R(t,q,˙q)∂˙qk)−∂L|R(t,q,˙q)∂qk=0, donde hemos introducido el Lagrangiano a que se refiere R , L|R(t,q,˙q):=T|R(t,q,˙q)−U|R(t,q).
Está claro que el procedimiento puede generalizarse aún más abarcando las fuerzas, en su caso cuya forma funcional puede depender también de las velocidades así Qk|R(t,q,˙q)=ddt(∂U|R(t,q,˙q)∂˙qk)−∂U|R(t,q,˙q)∂qk
para algún potencial generalizado U|R:=U|R(t,q,˙q). También en ese caso, partiendo de (1) se ve inmediatamente que las ecuaciones de E.L toman la forma (2) si hemos definido una Lagrangiana como en (3).
Debido a varios problemas derivados de la aplicación de esta receta, al final se ve que un potencial generalizado sólo puede ser lineal en las variables ˙qk . (De hecho, esto se debe a la estructura de las ecuaciones EL, sin esta condición el teorema de existencia y unicidad puede fallar, pero no quiero entrar aquí en los detalles de esta cuestión técnica).
Por lo tanto, la forma más general permitida de un potencial generalizado es U(t,q,˙q)=B(t,q)+n∑k=1Ak(t,q)˙qk.
Ahora surge una pregunta natural. ¿No es más que una elegante extensión matemática del formalismo sin contenido físico?
¡No! Hay al menos dos casos muy importantes.
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En Fuerza de Lorentz que actúa sobre una carga debido a campos electromagnéticos externos genéricos. Las ecuaciones de E.L. pueden escribirse utilizando un potencial generalizado bien conocido.
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Todos los tipos de fuerzas de inercia cuando R no es inercial y su movimiento se conoce con respecto a un sistema de referencia inercial R0 . También en este caso existe un potencial generalizado que da lugar a todas las pseudofuerzas inerciales.