Creo que hay algo fundamentalmente interesante en la desafío de crear un pequeño sistema con un estado interno finito que sea capaz de producir un flujo de salida que
- Parece ser independiente, idénticamente distribuido
- No es periódica ni se repite y no puede ser comprimida por los algoritmos normales
- Tiene la mayor entropía posible (cuando el estado es desconocido), y es impredecible
- No se puede predecir la longitud de su salida
No es precisamente trivial hacer un sistema de este tipo, pero tampoco es tan difícil hacerlo bastante bien.
Lo que más me fascina es que tales complejidad aparente es posible a partir de unas pocas líneas de código informático.
En cierto modo, es similar a la exigencia de trituradores de átomos que funcionan a energías cada vez más altas, o Detectores de CMB que sean cada vez más sensibles: si haces usos cada vez más finos de los números aleatorios como parte de experimentos complicados, querrás eliminar en lo posible la posibilidad de que los pequeños efectos que buscas detectar se deban a un artefacto de tu sistema, y en el caso de usar números aleatorios para ayudar a las simulaciones querrás que se comporten de forma tan aleatoria que sea como si la naturaleza estuviera creando la simulación por ti. A continuación, prueba las partes del experimento que te interesan.
Algo increíblemente genial es que, si es posible crear un gran subconjunto de todos los mensajes posibles utilizando estos generadores de números aleatorios que operan a partir de un pequeño estado finito, ¿no sería posible algún día encontrar el estado que genera cualquier secuencia posible, digamos la secuencia de bits de un vídeo?
La compresión hasta la tupla de un estado pequeño y un algoritmo concreto elegido de una familia de algoritmos podría superar el ahorro indicado por los cálculos de entropía basados en la distribución de símbolos, ya que es posible crear secuencias de muchos megabytes de longitud que, basándose en su distribución de símbolos, tengan la máxima entropía y, sin embargo, se hayan creado con 64 bits de estado y unas pocas líneas de código informático.
Éstas son algunas de las razones por las que creo que los números aleatorios son geniales y por las que buscar mejores formas de crearlos, o mejores formas de entender las formas en que los creamos es impresionante.
Tal vez la mejor analogía para explicar por qué esta es una búsqueda muy interesante es que la salida de estos generadores es realmente una metáfora del universo en su conjunto ( o al menos, de lo que esperanza el universo es como ) : un sistema de inmensa complejidad aparente, pero con un estado interno que podemos intentar medir cada vez más y unas reglas que podemos esperar deducir.