Puedo compartir lo que hice teniendo en mente una preocupación similar, pero era para topología de conjuntos de puntos, no para álgebra lineal. No estoy seguro de cuánto de esto se puede trasladar al álgebra lineal, ya que las mentes de los estudiantes ya están llenas de ideas preconcebidas sobre lo que es un espacio vectorial, pero no sobre lo que es un espacio topológico.
Tras muchos años impartiendo clases de topología de conjuntos de puntos, observé que los estudiantes pensaban sistemáticamente en todos los espacios topológicos como $\mathbb{R}^n$ y que siempre querían utilizar bolas, aunque la topología no fuera metrizable. Por eso, cuando me tocó impartir mi propio curso de topología de conjuntos puntuales, intenté algo un poco radical: no hablé en absoluto de espacios métricos hasta más avanzado el curso.
Empecé con la motivación. El segundo día, definí las nociones de topología, homeomorfismo (pero no función continua) y convergencia de una secuencia. Luego hice primero sólo pequeños ejemplos finitos. Les di a los alumnos el siguiente ejercicio: 1) ¿Cuántas topologías se pueden definir en {0,1,2}; 2) ¿Cuántas de ellas producen espacios topológicos homeomorfos? y 3) ¿En cuántas de ellas la secuencia $0,1,0,1,0,1, \ldots$ convergen a $2$ ? Luego me aseguré de dar a los alumnos tiempo suficiente (y orientación) para resolver este ejercicio antes de pasar a cualquier otra cosa.
Quería obligar a los alumnos a aceptar la noción abstracta de topología y a no asustarse por ella (y a darse cuenta de que todo lo que hacemos en topología de conjuntos de puntos es lógico). Además, en este ejemplo, es imposible que un alumno intente utilizar bolas (sobre todo cuando no he hablado de bolas). Creo que ha funcionado bien.