Este efecto se denomina capilaridad y no es tan sencillo.
El contacto entre el agua y una superficie sólida viene determinado por los enlaces químicos. Se observa macroscópicamente en la ángulo de contacto que la superficie de agua/aire hace con la superficie sólida. Este ángulo depende de la fuerza de los enlaces entre el sólido y las moléculas de agua. Puedes verlo cuando viertes agua en un vaso: el agua en el borde del vaso es un poco más alta que en el centro; forma un ángulo con la superficie del vaso.
Ahora bien, si hay mucho sólido alrededor del agua, como el agua en un tubo diminuto, hay muchos puntos de contacto. Por tanto, la interfaz agua/aire estará muy curvada. La curvatura de esta interfaz modifica la tensión superficial que representa la energía contenía en esa superficie. Una buena forma de interpretar el efecto de la curvatura es que se rodea una porción determinada de la interfaz con más (o menos) moléculas de agua a medida que se curva la interfaz. De este modo, la presión sobre la interfaz se reduce o aumenta en función de la curvatura.
En un tubo vertical pequeño, la curvatura puede ser tal que la presión sea mayor que para una interfaz plana. Así, puede contrarrestar la gravedad más fácilmente.
En conclusión, la energía procede de la energía térmica (presión) de las moléculas de agua que empujan desde abajo.