El látex "crudo" está formado por largas cadenas de hidrocarburos. Las cadenas tienen enlaces covalentes y son, por tanto, muy resistentes; imagínatelas como hilos de cáñamo. Un volumen de látex es básicamente un enorme amasijo ("ovillo de lana") de esas cadenas, que se mantienen débilmente unidas por fuerzas de Van der Waals.
Este látex bruto es, por tanto, un termoplástico: Es blando y pegajoso en caliente y bastante quebradizo en frío. Esto debía de ser bastante molesto cuando sólo se conocía esta forma. Tampoco es muy elástico, sino maleable (¿se dice así?).
Pero ahora se ha descubierto que al azufre le gusta formar conexiones cruzadas entre dichas cadenas. Esto convierte al látex en una única molécula enorme (de ahí lo de duroplástico). Pero no hay demasiadas de esas conexiones cruzadas, y el material parece más bien una red suelta. Si este látex vulcanizado se estira, puede recuperar bastante bien su forma, por lo que se denomina elastómero. Cuantos más puentes de azufre haya, más duro será el material; por ejemplo, una goma del pelo tiene menos puentes que un disco de hockey sobre hielo.
Creo que este punto de vista debería explicar el comportamiento del látex bastante bien y a un nivel intuitivo.
En general, las pruebas de reticulación parecen bastante difíciles; sin embargo, en el caso del látex, se puede comprobar la presencia de azufre. Si sólo tiene una emulsión, es muy fácil: si huele mal, contiene azufre. Si se trata de un material sólido, basta con comprobar la elasticidad.
En general, parece una apuesta segura que los materiales elásticos tengan enlaces cruzados.