Yo sugeriría menos en la elección del libro de texto y más en la resolución de problemas. No se aprende álgebra leyendo 700 páginas de definiciones y pruebas de otros. Coge cualquier libro y trabaja el 70% de los problemas que consideres que no son una simple manipulación rutinaria del álgebra (por ejemplo, comprobar que los números reales son un campo). Entonces lo sabrás:
1) Algunos problemas aparentemente difíciles pueden resolverse demostrando primero lemas más sencillos.
2) Algunos problemas no tienen claro cómo encontrar la mejor solución, y pueden necesitar la ayuda de otros o consultar otros libros de referencia.
3) Algunos problemas tienen una profunda asociación con otros campos, y pueden servir de motivación para su futuro estudio.
Al final, independientemente del libro que utilices, el objetivo es que si te encuentras con un fenómeno matemático sepas inmediatamente qué tipo de estructura puede estar asociada a él. Por ejemplo, si alguien habla de grupos finitos que actúan sobre un espacio vectorial o un conjunto, pensarás cómo se puede descomponer la representación o cómo es el estabilizador de la acción del grupo. Si puedes construir con éxito un "diccionario personal" que traduzca el fenómeno matemático, por un lado, y la estructura matemática abstracta, por otro, entonces habrás logrado tu objetivo de aprender álgebra. Al final vas a trabajar con problemas no en el libro de texto, y construir una estructura matemática por ti mismo puede ser muy satisfactorio si encuentras su asociación con otros campos de las matemáticas.