Las transformadas de Fourier y Laplace se definen probando la función f dada por funciones especiales (caracteres en el caso de Fourier, exponenciales en el caso de Laplace).
Estas funciones especiales resultan ser eigenfunciones de traducción: si se traduce un carácter o un exponencial, se obtiene un múltiplo escalar de dicho carácter o exponencial.
En consecuencia, las transformadas de Fourier o de Laplace diagonalizar la operación de traducción (formalmente, al menos).
Cuando dos operaciones lineales conmutan, son simultáneamente diagonalizables (en principio, al menos). Por tanto, es de esperar que las transformadas de Fourier o de Laplace también diagonalicen otras operaciones lineales invariables por traslación.
La diferenciación y la integración son operaciones lineales e invariables por traslación. Por eso se diagonalizan mediante las transformadas de Fourier y Laplace.
La diagonalización es una herramienta extremadamente útil; reduce el mundo no abeliano de los operadores y las matrices al mundo abeliano de los escalares.