T. Nagell en [Norsk Mat. Forenings Skrifter. 1:4 (1921)]
muestra que, por un extraño prime $q$, la ecuación
$$
x^2-y^q=1 \qquad (*)
$$
tiene solución en los números enteros $x>1$, $y>1$, a continuación, $y$ es incluso y $q\mid x$.
En su prueba de esto último la divisibilidad se utiliza una táctica similar de la siguiente manera.
Asumiendo $q\nmid x$ escribir ($*$) como
$$
x^2=(y+1)\cdot\frac{y^q+1}{y+1}
$$
donde los factores de la derecha son coprime (que sólo podría tener
común múltiplo $q$). Por lo tanto,
$$
y+1=u^2, \quad \frac{y^q+1}{y+1}=v^2, \quad x=uv,
\qquad (u,v)=1, \quad \text{$u,v$ es impar}.
$$
El uso de estos resultados podemos afirmar que la ecuación original en la forma
$x^2-(u^2-1)^q=1$, o
$$
X^2-dZ^2=1 \quad\text{donde:$d=u^2-1$}.
$$
La última ecuación tiene solución integral
$$
X=uv, \quad Z=(u^2-1)^{(p-1)/2},
$$
mientras que su solución general (un clásico resultado de esta particular de la ecuación de Pell)
se toma la forma $(u+\sqrt{u^2-1})^n$. Sigue a utilizar el teorema del binomio en
$$
X+Z\sqrt{u^2-1}
=(u+\sqrt{u^2-1})^n
$$
(por cierto $n\ge1$) y estimaciones sencillas a la conclusión de que esto no es posible.
A destacar el uso de similar truco: en lugar de mostrar insolvability de $x^2-(u^2-1)^q=1$,
suponemos que existe una solución y, a continuación, utilizar $d=u^2-1$ para producir una solución de $X,Z$ de %de$X^2-dZ^2=1$;
finalmente, el par $X,Z$ no puede resolver la resultante de la ecuación de Pell.
(Por supuesto, es difícil afirmar que este es exactamente Trost el truco,
como aquí es una variable ficticia pero no discriminantes, excepto en la de
La ecuación de Pell. Trost el truco es menos complicado para mi gusto. $\ddot\smile$)
Tenga en cuenta que Nagell el resultado fue de vital importancia para mostrar que ($*$) no tiene
soluciones integrales $x>1$, $y>1$ para una prima fija $q>3$. Esto se muestra en
un muy elegante manera, utilizando el algoritmo de Euclides y residuos cuadráticos
por Ko Chao [Sci. Sinica 14 (1965) 457--460], y más tarde reproducido
en Mordell del Diophantine ecuaciones. Las ideas de esta prueba se encuentran en el
corazón de Mihailescu la solución final de catalán de la conjetura. Mucho
más simple prueba de Ko Chao resultado, basado en una completamente diferente (bueno!) truco,
fue dada posteriormente por E. Z. Chein [Proc. Amer. De matemáticas. Soc. 56 (1976) 83--84].